domingo, 22 de noviembre de 2015

Un poeta de zombies y narcocholas

Ed. Impresa Algo de la producción literaria que desarrollan algunos de los bolivianos radicados en Suecia, el caso de Yarko Rhea Salazar, quien vive en Gotemburgo desde 1981 y trabaja en la Casa de la Cultura de Hammarkullen

Suecia: Un poeta de zombies y narcocholas

Por Los Tiempos | - Usuario - 21/11/2015

  •  
  •  
  •  
  •  
  •  
  •  
Desde la izq. los poetas bolivianos José Romero, Yarko Rhea y el escritor Carlos De- cker-Molina, en una foto reciente tomada en Suecia, donde ellos radican. - Los Tiempos  | Usuario
Desde la izq. los poetas bolivianos José Romero, Yarko Rhea y el escritor Carlos De- cker-Molina, en una foto reciente tomada en Suecia, donde ellos radican. - Los Tiempos | Usuario
Las noches literarias nunca me gustaron porque, sin ser fútbol, son una oculta competencia entre poetas, poetastros, poetazos y poetitas. Pero, si me invitan no me niego aunque no voy a recitar poemas porque no los sé escribir, a pesar de que se me deslizaron unos obvios en una novela que, esa noche literaria, era la invitada especial.
Ni loco para leer esos versos de la novela que estaban escritos por uno de mis personajes principales, y están escritos para el argumento de la obra, por eso preferí escuchar:
Había calidez en todos. Jeannette Montoya susurró: “Ella es tu sal, tu sudor, tu humo.
Ella otorga / ella ofrece / ella reclama / deséala en silencio…”
Pero la noche para mí fue la de los micropoemas sicarios:
“¿Y si te asesino de una vez? me dijo y levantó el brazo dejándolo caer sobre mi pecho como un sable impulsado por un meteoro. Mi corazón se ruborizó (se hizo un chuño) al verse desnudo, y todo en mi cuerpo abierto se puso colorado: Los machos no lloran, me dijo. Afuera un coyote desollaba a una oveja negra”.
Me impresionó Yarko Rhea Salazar que fue leyendo su trabajo con una voz adecuada a esa noche de primeros fríos otoñales en un suburbio de Gotemburgo.
“Lucha como un huracán la narcochola cachascán, y fascinada está que su pretendiente sicario riegue el asfalto que lleva a su palacio, con cuencos portando los ojos de su adversario”.
¿Es poesía o…? Le pregunté en la primera oportunidad que tuve, y Yarko Rhea con la misma voz punk me dijo: ¿El género?, diría que es algo así como prosa poética. Pero, no son piezas sueltas como parecen sino más bien son parte de una crónica grande lanzada al disimulo y en microfascículos.
¿Y, tú intención de escritor…? Simplemente transmitir realidades no siempre convencionales como la poesía que escuchaste a mis colegas.
Yarko tiene más, tal vez la que está más cerca de la poesía convencional es:
“Tengo alas de Thaparanku
Enhebradas con polvo de antimemoria.
Soy amistad de quietud y la parálisis
Enemigo acérrimo del viento,
De la llama que escupe
Del agua que pica
Y las corrientes alisias.
Mi existencia es efímera
Basta un aire de tu boca
Para incendiarme
Desnacer
Y estrellarme
Contra el infarto…”
Yarko vive en Gotemburgo desde 1981, trabaja en la Casa de la Cultura de Hammarkullen a cargo de proyectos con niños en edad escolar, es una barriada con muchos inmigrantes y refugiados de los cuatro puntos cardinales.
¿Qué enseñas? Enseño a construir relatos visuales basados en la Convención sobre los Derechos del Niño.
Pero, Yarko tiene una de zombis que me dejaron un sabor a cosa nueva, ¿será que por mi edad no leo la escritura de los jóvenes?
“Me acaricia el torso, mete su mano obscena bajo mi bragueta y me arrastra hacia el fondo de la tierra donde todavía arden y se disuelven en terminators. Hacemos el desamor en las concavidades, me arranca la piel, los ojos y tira la médula espinal a las paredes. Le digo bajito estoy jodido en tu mundo, no podré despertar más en el vientre de la que será mi madre ochocientos años después. No importa waway, es un respiro para los dioses y nada para tus creadores… se ríe a carcajadas y se traga ávida mi corazón y luego las tripas”.
Yarko ha escrito dos libros, está preparando su tercero con zombis, sicarios, bestias y meteoritos, “como la vida misma…”, me dice.
El joven poeta estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes de La Paz, y en la Escuela de Escultura de Hovedskou de Gotemburgo (Suecia). Tiene una excelente vena de documentalista porque también ha estudiado filmación en la misma escuela sueca.
Me dio la mano y yo me fui con su narcochola y sus zombis. No me quedaba más remedio “que sumarme al periplo inexorable del vómito de fuego”.

(*) El autor es escritor boliviano radicado en Suecia.
FUENTE: Los Tiempos /Cochabamba/ Bolivia
Todos los poetas agradecemos al "escritor boliviano" 2015