viernes, 03 de abril de 2015
Fuente: Página Siete/ La Paz/ Bolivia
Vamos a andar. Rafael Pu
Parece importante que después de estas elecciones tan
accidentadas saquemos algunas conclusiones y
que apliquemos un mínimo de esa
autocrítica, que últimamente parece ausente…
Primero, el papel que ha jugado el Tribunal Electoral ha sido penoso, habiendo
llegado en algunos lugares -básicamente en el Beni, pero también en otros como
el municipio de Tiquipaya, en Cochabamba- al inédito extremo de presentar a los
electores una papeleta con colores y signos que no valían, haciendo caso omiso
de la propuesta presentada por el Defensor del Pueblo de que, en dichos
distritos, se postergue las elecciones para que se realicen con papeleta
válida. Falta saber la cantidad de votos nulos que ha provocado esta falta de
respeto a los electores. En todo caso, la primera lección es que con ese Órgano
Electoral la democracia sólo se puede seguir debilitándose.
Pero, además, vale la pena tener en cuenta que en algunos lugares las maniobras
del Tribunal han tenido un efecto boomerang digno de analizarse. Concretamente
para la Alcaldía de Cochabamba. Se inhabilitó arbitrariamente a Rebeca Delgado,
una masista rebelde que parecía que podía ganarle al candidato oficialista, y
el resultado fue el triunfo aplastante de Leyes, candidato de la peor de las
derechas (concretamente uno de los instigadores de la vergonzosa y dramática
jornada racista del 11 de enero de 2007).
Cierto que el nuevo alcalde se encontrará en el gobierno municipal con la
concejala Molina, del MAS, que estuvo junto a él en dichas jornadas, alentando
a la población a golpear campesinos. ¿A eso le llamamos "sumar”? Y en el
Beni están por verse las consecuencias de dicho boomerang…
Luego está el hecho de lo que podríamos llamar la derrota del MAS en gran parte
del área urbana del país (ocho alcaldías de capital perdidas frente a dos
ganadas), así como su derrota en los departamentos de La Paz y Tarija, donde el
MAS gobernaba. En Chuquisaca todavía veremos.
A esto cabe añadir el dato de la derrota en Santa Cruz, donde el MAS ganó las
elecciones generales. Todo esto tendría que ser serenamente analizado; sin
embargo, las primeras reacciones oficiales consisten en comentar que la
oposición está fragmentada, o que el MAS ha ganado en más municipios que nunca
(todo lo cual no constituye ninguna novedad).
O peor todavía: achacar la derrota de doña Felipa Huanca en La Paz a un voto
machista (¿machistas las mujeres indígenas del departamento más combativo del
país?, ¿machista el voto de El Alto, que por primera vez ha elegido a una
alcaldesa mujer?).
No, compañeros del MAS y del Gobierno, necesitamos ir al fondo de la cuestión.
Tenemos que preguntarnos seriamente por qué se volcó el voto en ciudades
como
Cochabamba y El Alto, o en departamentos como La Paz y Tarija.
Cochabamba y El Alto, o en departamentos como La Paz y Tarija.
¿No será por la desastrosa gestión de los anteriores alcaldes y gobernadores
masistas, tolerados e incluso bendecidos por el Gobierno central (en el caso de
El Alto con ratificación del desprestigiado alcalde como nuevo candidato)?
¿Vamos a seguir insistiendo en que doña Felipa Huanca está libre de toda sospecha
en el creciente y deprimente escándalo del Fondo Indígena (escándalo que falta
saber por qué fue tan "inoportunamente” destapado por el contralor)? ¿No
habría sido positivo para ella misma someterse a investigación?
¿Nos vamos a quedar tan tranquilos tras comprobar que el voto por Evo no se
traduce en un voto por los candidatos y candidatas de Evo? ¿Puede ser histórico
un proceso político concentrado exclusivamente en la persona de su caudillo?
El propio Evo ha afirmado (para explicarse la derrota en la Alcaldía de
Cochabamba) que el candidato había sido mal seleccionado. ¿Ahora se da cuenta,
Presidente? ¿No será más bien que cada vez hay menos cuadros políticos a
quienes confiar una candidatura?
¿No será que hemos perdido 15 años sin hacer los esfuerzos necesarios para
formar verdaderos cuadros políticos? ¿No será que el dulce veneno del poder nos
ha llevado a tal desorientación que explica, por un lado, la triste presencia
de viejos derechistas en los nuevos cargos (y también dentro del MAS y en puestos
de gobierno) y por otro lado el éxito de opositores que son de
izquierda (como Félix Patzi)?
Hay mucho para pensar.
Rafael Puente es miembro del Colectivo Urbano por el Cambio (CUECA) de Cochabamba.
Hay mucho para pensar.
Rafael Puente es miembro del Colectivo Urbano por el Cambio (CUECA) de Cochabamba.