miércoles, 24 de agosto de 2011

Llegar a la guardería




Jenny Santa Cruz, llego a Suecia en agosto 1989. Ella viene de El Salvador, estudiaba, fue a la escuela primaria, termino su bachillerato. En ese tiempo comenzó la guerra civil en El Salvador, de una u otra forma participó. Estudió un año en la universidad de la ciudad. Lamentablemente la universidad estuvo cerrada un año. El año 1982 salió bachiller. Durante este periodo hizo actividad política. En el 1984 alcanzó a cursar sólo el primer semestre, luego salió con mi hermana para Nicaragua, allí permanecieron casi un año para luego se embarcaron a estudiar a la (ex) Unión Soviética.

JHR: Que recuerdos tienes de tu infancia.
Jenny: Ah! Gratos recuerdos cuando una estaba chica pero después de tantos años, eso de pasar la vida en el extranjero; tristeza, añoranza, dolor en el alma.

Después de la escuela, en El Salvador uno va unos en las mañanas y otros por la tarde y yo iba por las mañanas, mi madre trabajaba, cocinaba día anterior, somos tres hermanos en la casa y a mí me tocaba calentar la comida pero yo en vez de ir a casa me quedaba a jugar a la pelota en la cancha de futbol de la escuela y mi madre me mandaba a buscarme, después de las llamadas de atenciones a cenar entre risas y bromas.

JHR: Cómo refieres la guerra civil en El Salvador?
Jenny: La guerra en El Salvador es quizás de una manera nos ha cogido a nosotros, es decir a mi familia nos ha dañado de forma muy cercana, no sólo a grupo familiar de papá y mamá sino también a los hermanos de papá que han sido miembros del partido comunista, que era ilegal.

Ellos fueron perseguidos por la forma de pensar, fueron encarcelados mi padre también. Cuando empieza la guerra civil o mejor dicho ya ni qué tipo de guerra, recuerdo que siempre mi papá nos decía que tuviéramos cuidado. Mi padre tenía revistas, libros de la Unión Soviética, que cuando empieza la guerra mi padre empezó a ocultar bajo tierra o simplemente desaparecían, igualmente discos de grupos como Los Warawara o Inti Illimani, pues deberían sencillamente desaparecer y si lo encontraban en casa a uno con uno de ellos podía ser encarcelado muchas veces teníamos que mentir.

En ese sentido sentí que la guerra una debería tener cuidado en qué decir o cómo decirlo entrar en el anonimato. Una no podía salir de joven , quizás tenía unos 12 o 13 años no recuerdo muy bien no podía salir sin tener un carnet de identidad porque la policía siempre podía para especialmente cuando había un grupo de jóvenes, 2, 3 personas, y si uno no tenía en el momento se la llevaban a comisaría. En ese sentido yo pasé este periodo de mi vida, incluso hubo un tiempo en que si una estaba vestida con unos zapatos deportivos era una considerada sospechosa. Tiempos en que si uno salía de casa no se sabía si regresaba.

JHR: Ustedes en especial tu querida madre cómo se las arreglaban en esas circunstancias?
Jenny: A mi madre le ha tocado muy difícil, en ese tiempo que estuvo la guerra, por problemas políticos mi padre tuvo que salir de El Salvador, lo amenazaron, él era miembro del sindicato, mi madre se quedó con nosotros tres.

En el tiempo de adolecente lo que menos oye es a la mamá, ahora me arrepiento en el alma, sobre mi rebeldía con mi mamá y no quiere escucharla. Ella trabajaba como contadora en una empresa, salía tipo 8.00 y llegaba a casa 18.00 muy cansada y a nosotros tres nos tocaba ayudar en la casa, en todos los quehaceres.

De una u otra manera la presencia de la política estuvo en el hogar, empezamos a tener contacto con los simpatizantes de las diferentes organizaciones políticas que surgieron en El Salvador y de esta manera tratábamos de concientizar a la población y explicar además lo de la guerra, las causas y sus consecuencias.

JHR: Cómo así logran salir a Nicaragua?
Jenny: Mi familia siempre estaba del lado comunista, salimos en una situación drástica bien rápida. Mi hermana decidió irse a la guerrilla que operaba desde el Cerro Guazapa en El San Salvador, ella se fue, quizás, para hacer un reconocimiento por unos tres días y llega a casa a confirmar que estaba ya dispuesta a apoyar e integrar la guerrilla salvadoreña, ella le comunica a mi mamá. Mi madre desesperada empieza a llamar a los parientes, mi padre salió hace mucho tiempo de El Salvador.

Mi madre decidió en un lapso corto nuestra salida primero a Guatemala y luego a Nicaragua, ahí se encontraba un tío nuestro miembro del partido comunista. En Nicaragua nos quedamos mas o menos 8 meses.

JHR: Qué hicieron ustedes en Nicaragua?
Jenny: Cuando nosotras llegamos, tenía 19 años, habían muchos exilados salvadoreños en ese tiempo se encontraba el gobierno sandinista, por afición política todos se encontraban trabajando políticamente y nosotras conocimos a muchos salvadoreños, unos hacían teatro otros hacían conciertos y nosotras acompañábamos y de esa manera pudimos trabajar y tener otra experiencia. Había un periódico que pertenecía al partido comunista nicaragüense, nosotras hacíamos reportajes.

JHR: Cómo logran salir a la Unión Soviética?
Jenny: recuerdo que cuando niñas mi padre nos decía cuando vayan a estudiar a la universidad, van a salir para la Unión Soviética. Ya desde muchos años este país repartía becas a los partidos comunistas. Durante la guerra civil no se pudo enviar a los jóvenes con estas becas, quizás por 3, 4 años. Ese año que nosotras salimos, el 85. En Nicaragua había un comité del partido comunista que tenía contactos con la Unión Soviética y la selección se hizo en este país y nosotras estuvimos entre el grupo de las 10 becas.

Yo estudié sicología y profesora de jardín de niños. A todo esto, si sólo pienso el hecho de haber estudiado con una beca en la Unión Soviética, haber recibido una educación universitaria gratis, me siento muy contenta, especialmente por el hecho de haber de ser gratis y yo creo que estando en mi país El San Salvador yo no hubiera tenido jamás la posibilidad de estudiar y salir profesional, mi madre no tenía lo suficiente como para subvencionar o pagar mis estudios y segundo el hecho de que tuve una experiencia en el cual quizás se dio cuenta realmente que la Unión Soviética era o fue diferente a lo que se pintaba en los libros.

Bueno, a cualquier lugar que uno se vaya a vivir siempre es diferente, nueva cultura, nuevo idioma, nuevas costumbres, yo me siento privilegiada el haber podido estudiar en la Unión Soviética.

JHR: Cómo así llegas a Suecia?
Jenny: Termino mis estudios el 89, todavía sigue la guerra en El Salvador, aún no estaban firmados los “Tratados de Paz”, yo terminé en la Unión Soviética en mayo del 89, y cuando un estudiante terminaba sus estudios, él o ella deberían retornar a su país de procedencia; como ellos sabían que no me podían enviarme de vuelta tampoco no podía quedarme, en una parte era “ilegal”.

En Nicaragua ya no estaba el gobierno sandinista y en EEUU tengo algunos familiares no muy cercanos, lo único que hicieron era de poder cooperarme con las cartas que le enviaba a mis padres, desde la Unión Soviética, yo les enviaba a ellos y ellos, cambiando los sobres y estampillas eras enviadas a los míos y viceversa, nuestra comunicación familiar tomaba su tiempo.

Yo no quería ir a EEUU para nada yo quería quedarme en la Unión Soviética ellos no podían además no daban asilo pero no me podían votar tampoco así me decidí pasar unos dos tres meses todavía.

Mi hermana que salió conmigo, ella estudiaba en Leningrado, ella con su esposo peruano. Ellos vinieron muchas veces a Suecia en el verano me ofreció que las siguiese con la idea de pedir asilo y ver la posibilidad de establecerme en Suecia. Yo pedí mi pasaje y por Finlandia hacia Estocolmo.

Suecia un país limpio, muy organizado en ese tiempo conocí al papá de mi hija, un egipcio, empezamos a vivir juntos esperamos el asilo político casi dos años en los campamentos de Laxo y Katrinaholm. Después de dos años, más o menos en el mes de junio nos dan asilo. Nos dieron a escoger en que ciudad deseaba vivir, mi concubino conoció a unos suecos en Örebro. Ahí nos dieron un departamento, habíamos visitado la escuela mientras esperábamos la residencia, sabíamos un poco de sueco y como mi concubino era egipcio, hablaba inglés y yo español estábamos obligados a comunicarnos en sueco.

Después de recibir nuestra residencia, ahí una a conocer realmente a conocer lo que es la verdadera Suecia, que no fue ni es fácil, fue en los años 90 y la crisis económica vigente. No me daban trabajo ni como sicóloga ni como parvulario tomó mucho tiempo y la pasamos muy pero muy difícil, sólo remplazo temporal un día, un mes máximo dos meses y nuevamente presentarse ante “las oficinas del trabajo” (arbetsformedling), cursos por aquí cursos por allá, pasamos por la “ayuda social” un buen tiempo.

JHR: Cómo llegaste a Gotemburgo?
Jenny: Mi concubino trató de abrir una sastrería cuando nos trasladamos a Alinsås, pero no le fue muy bien tampoco, acá en Suecia es mucho más barato comprar nuevo que enviarla arreglar, esta es muy cara. Alinsås es una ciudad muy chica y conseguir trabajo muy difícil de conseguirla. Busque otra oportunidad y me puse a estudiar para camarera y esos estudios eran acá en Gotemburgo, cada día me trasladaba a estudiar a esta nueva ciudad.

Como a mi concubino tampoco le iba bien en la sastrería, decidimos buscar un departamento y cuando llené la solicitud, sólo salían posibles en las zonas como Bergsjön, Kortedala, Angered, Biskopsgården, sólo los típicos lugares “marginales” pero al final recibimos un departamento en Biskopsgården.
Dia cultural

JHR: Cómo llegas a Hammarkullen?
Jenny: Yo termino mi curso como camarera, en eso me entero de que existe trabajo de parvulario para poder trabajar en las guarderías y me inscribo y me llaman a remplazar en Hisingen pero también me apunté acá en la región de Hammarkullen y a los tres o cuatro días solicitan de mis servicios y vine a remplazar, el año 1999.

JHR: Que recuerdos de El Salvador?
Jenny: Toda mi familia vive en El Salvador sólo yo con mi hija, ella ya tiene 20 años nos encontramos fuera del país. Mi madre sufre de alzhéimer ya no nos reconoce. Me da tristeza pensar en El Salvador, se me salen la lágrimas, pudo haber sido lindo ser becada o vivir en estas lindas tierras pero en el corazón llevo al Salvador y siempre está ahí.

Como mujer acá en Suecia me siento fuerte, una puede expresarse libremente, hacer lo que una quiere, bueno con respeto a los demás, pero yo siento que acá en Suecia es libre.

Quiero manifestar a la juventud latina que vive acá en Suecia. Ella tiene la oportunidad de poder ser lo que uno quiere, existen muchas posibilidades de realizar sus sueños; fracase o no fracase siempre hay otra oportunidad. Quizás muchos jóvenes no valoran lo que tienen porque quizás no lo han visto lo que es la pobreza, el sentir hambre y el desempleo en otros lugares. Suecia ofrece a sus ciudadanos lo mejor que puede.