José H Romero/ Luis Oporto / Ruben Vargas
Luis Oporto actualmente desempeña las funciones de Director
de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional,
en la ciudad de La Paz Bolivia. Dejemos en esta ocasión que sea él mismo quien
haga referencia a su persona.
Quien es Luis Oporto Ordoñez?
Hablar de uno mismo a veces no es muy aconsejable, dicen que
cuando uno habla de uno mismo, lo que dice o lo que pueda decir de uno se puede
convertir en un vituperio, pero respondiendo a tu gentil pregunta quiero
indicarte que yo nací en un distrito minero, Siglo XX (Potosí). Por esas
circunstancias soy esos hijos de la Revolución Social de 1952, pues mi fecha de
nacimiento es el 19 de agosto de 1953.
Me mudé a la ciudad de La Paz donde estudié en la Universidad en la Facultad de Humanidades,
la carrera de Historia. Desde entonces vengo ejerciendo diversas funciones en
instituciones nacionales, prácticamente todas ligadas al estado boliviano.
Actualmente desempeño las funciones de Director de la
Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional; soy
también Docente Titular de la Carrera de Historia en la Asignatura de
Archivística en la Universidad Mayor de San Andrés ( La Paz- Bolivia). En
actividades de tipo académico formo parte del Centro de Estudios de América
Andina y Amazónica, institución privada, desde la que impulsamos un programa
editorial que hemos denominado: “El pasanaku editorial del CEPA”. Esta
modalidad es como cualquier pasanaku, reunimos doce miembros, ponemos una cuota
mensual; la diferencia del pasanacu tradicional, en lugar de entregarle al
sorteado cuando le llega su turno, la suma de dinero recolectada en una sola
bolsa le entregamos un libro de su autoría publicado, con eso rompemos esa
vieja tradición donde los editores comerciales que se apropian, de la obra
intelectual de los autores y a cambio les entregan el 10% de la obra en
ejemplares y a veces no legan ni
siquiera a esa suma, en el pasanacu cultural es todo lo contrario; el autor es
dueño de su edición y entrega al editor, que es el Centro de Estudios para
América Andina y Amazónica en reciprocidad el 10% de su Edición; hemos
invertido en este sentido la relación.
Formo parte también parte de una organización inédita aquí
de la ciudad de La Paz y es “Amigos de la Ciudad”, y finalmente debo decir que
soy integrante de la Academia Boliviana de ciencias Jerárquicas y tecnológicas,
que tiene su sede aquí en la ciudad de La Paz.
Plaza de Llallagua
JHR: Luis tu publicaste un libro anteriormente y lleva por título
“Uncía y Llallagua” 1900 – 1935, Qué significa este libro y cuál es el aporte
que brinda a la Historia de Bolivia?
LOO: Es una obra de
largo aliento, en lo que toca a la fase de investigación, es una obra que se ha
dejado esperar, por prácticamente dos décadas, puesto que, lo inicié muy joven
y lo terminé en edad muy madura. En esta obra que recoge una síntesis de la
historia de esa región que ha transformado el desarrollo capitalista del mundo,
Distrito Minero de Siglo XX, ha sido redactada con mucha pasión pero también
con mucha paciencia.
La historia de Uncía y Llallagua en esas tres primeras
décadas del siglo XX nos muestra en los hechos la otra cara de la medalla
cuando hablamos la historia de la industria minera capitalista en Bolivia;
hablamos de los actores sociales invisibilizados por el biografía tradicional, hablamos de las
utopías, de esos actores sociales, hablamos de sus sueños, de sus ideales.
En el pasado se ha escrito mucho sobre minería boliviana,
cuando yo planteo esto como tesis, mis profesores totalmente asombrados me
preguntaron,… ¿pero Luis qué cosa nueva
puedes decir de la historia de la minería, si se ha escrito tanto sobre ella y
desde todas las visiones; francamente dudo mucho… me manifestaban estos
profesores. Pero lo que no sabían estos profesores es que esa biografía tan extensa
sobre la minería se había volcado con mucho apasionamiento sobre los pro hombre
de la minería: Mauricio Hoschil, Aramayo, y Simón Patiño y si no se volcaron
sobre estos personajes dejaron correr cinta a raudales hablando de la industria
minera propiamente dicha. La tecnología y alguna vez de algunos aspectos
sociales. Por fuerza de las circunstancias porque nunca quisieron indagar sobre
esos temas.
Nosotros hemos volcado nuestra mirada a la misma zona minera
a la misma industria minera, pero desde sus protagonistas, desde sus actores
sociales, de esa base social porque ¿Quiénes levantaron el imperio económico de
Patiño? No fue Patiño en sí, tampoco el capital extranjero que después se transnacionalizó en 1923; fue
esa mano obra de mano primero calificada y luego tecnificada que aportó con su
sangre a construir ese imperio. Lamentablente de ese estrato social la historia
nunca habló salvo en las masacres, en el recuento doloroso de las masacres,
huelgas mostrándolos no como víctimas del capitalismo salvaje sino más bien
como subversores, terroristas antinacionalistas, delincuentes, que atentaban
contra el desarrollo nacional.
Nuestra mirada se volcó pues, a ese actor social conformado
con hombres, mujeres y niños, de todos los estratos sociales que observaban
cómo se desarrollaba el imperio de Patiño, desde el llano, desde la población
misma.
Nosotros hacemos una historia social, una aproximación
social de la minería nacional boliviana tomando como estudio del caso LLallagua
y Uncía, pues ahí se generó ese capitalismo de enclave que como mencioné hace
unas líneas atrás, transformó el desarrollo capitalista del mundo. Catavi sin
duda alguna exportó tanto capital a Europa y EEUU que transformó esas
relaciones sociales en América Latina.
Eso explica por qué tempranamente se introdujo una gran
revolución social que no es otra cosa que la acumulación de las tenciones
sociales que se iban generando en la pura relación entre el capital y el
obrero. Pero para poder alcanzar perfilar esa historia social Uncía y Llallagua
tuve que indagar en los archivos, donde se encuentran precisamente los
testimonios más fehacientes de esa gran trayectoria social minera, de esa
manera pudimos documentar con mucha precisión los antecedentes coloniales, Cómo
se fue introduciendo la minería en toda esta fricción cómo fueron apareciendo
ahí apellidos notables que ahora forman
grandes familias, pero como remarqué la labor no fue sencilla porque esos
documentos estaban inmersos en mares de información que reposaban en los
archivos nacionales de Bolivia, en Sucre, en el archivo minero de la Casa de la
Moneda, en Potosí, el archivo de la Bolivian Power CO, en La Paz, Bolivia, en
el archivo Notarial en Uncía una verdadera veta para la investigación.
Plaza del Minero / Siglo XX
De esa manera pudimos identificar a esos actores
invisibilisados por la historia tradicional, por primera vez emergieron los
nombres de esos personajes que tienen tanto mérito como Simón y Patiño, pero es
notable ver en esta historia cómo esta
población apostaba también a su propio desarrollo urbano hasta antes de la emergencia del capitalismo
de enclave lo que se ha dado fundamentalmente por Patiño. La relación entre la
población civil y la industria minera era simbiótica es decir, la empresa
dependía de los servicios de la población civil y viceversa, la población civil
se nutría de los beneficios que generaba la industria minera.
Con la emergencia del capitalismo minero muy peculiar el que
después se va implantar en Bolivia a partir de los propios objetivos de Patiño
esta relación se transforma totalmente; surge el “Campamento Minero”, pero no
como un centro laboral temporal sino más bien como una especia de una moderna
organización capitalista; ahí no rige ninguna relación tradicional sino
exclusivamente la relación; obrero – patronal. El capital somete totalmente al
obrero, a tal extremo llega esta situación que se genera una especie de
“APARTAI” social porque aparecen ahí ya en esa época, por los años 1923, las
trancas, es decir, aquellos obstáculos que impedían conectar a la población civil
de Llallagua con la población civil de
Siglo XX, perdón, con el “Campamento Minero de Patiño”.
Eso es algo que no se ha estudiado en el pasado y nosotros
lo analizamos como una de las estrategias de la apropiación real por parte de
una empresa capitalista que no es nacional sino transnacional.
El caso de la ciudad de Uncía es dramático. El caso de Uncía
donde se había generado ya un Centro Urbano, precisamente al influjo de la
Minería temprana, por eso había sido declarada también como Capital de la Provincia
Bustillos. Esta Provincia Bustillos que se crea para defender los intereses de
esos primigenios capitalistas, industriales mineros, más propiamente.
Uncía estaba predestinada a convertirse en la cuarta ciudad
minera del país, después de Potosí, Oruro, y
Uncía aspiraba a ese título, ser otra Villa Imperial, una Villa
importante, una ciudad importante y eso lo logró pero paradójicamente con la
visión transnacional de Patiño este sueño se derrumbó abruptamente. Cuando se
inauguró el ferrocarril durante el Gobierno de Bautista Saavedra, el congreso
de esa época elevó a rango de ciudad a
Uncía, la celebración fue muy grande, nos podemos fijar acá, cómo la historia
tradicional relata este episodio histórico, señala que Patiño gastó inmensa
cantidades de dinero para las celebraciones oficiales de los dos eventos, de la
declaratoria de Uncía, como ciudad y de la llegada del Ferrocarril hasta esa
ciudad minera, pero, cuando nosotros escarbamos la información en esos mares de
documentos que hemos señalado anteriormente, nos encontramos con otra realidad;
todos los trabajadores de todas las empresas, todos los comerciantes y todos
los que tenían algún poder adquisitivo, algún ingreso económico pusieron sus
cuotas para garantizar inclusive las medallas de oro que iban a obsequiar a los
personeros de gobierno que iban a llegar a Uncía en esa ocasión.
Sindicato Mixto de Trabajadores Mineros de Siglo XX
Patiño gastó su dinero en una gran fiesta social para la
élite a la que él pagó pasajes de ida y
vuelta, desde los lugares de residencia hasta Uncía, la fiesta del pueblo, el
agasajo real iba desde las bases sociales que garantizaron con sus aportes
todos los insumos porque estaban festejando la declaratoria de su ciudad. Otro
aspecto interesante que surge en nuestro estudio cuando analizamos el caso de
la mano de obra, hasta la época que hemos estudiado, prácticamente hasta 1925
antes de la transnacionalización curiosamente no existen una cantidad
significativa de trabajadores mineros procedentes de los ayllus del Norte de
Potosí , en las estadísticas que hemos investigado sorprendentemente
encontramos para esa fecha en los registros apenas un trabajador que había
nacido en Llallagua, de donde entonces procedía la mano de obra , existe una
explicación histórica muy interesante.
Cuando Patiño descubre la mina “La
Salvadora” esta en un momento donde los precios de la plata y el oro y el
desplome de este mercado a nivel internacional, hasta ese momento la ciudad
minera más importante era Colquechaca, Esta provincia minera tenía hasta ese
entonces 7.000 habitantes, Uncía era un virolo de 1.500 habitantes pero cuando Patiño descubre esa fabulosa veta
de estaño, “La Salvadora”, y se provoca al mismo tiempo el derrumbe de la plata Colquechaca se vacía
inmediatamente y estos mineros
profesionales que estaban trabajando en la minas de Colquechaca suben en
estampida abandonando esta ciudad convirtiéndola en una ciudad fantasma, suben
hasta Uncía, los colquechaqueños llevan consigo también sus tradiciones, su
fiesta, ahí surgirá el carnaval y luego viene cuando se funda se crea la Compañía
estañífera de Llallagua con capitales chilenos que llega otra oleada de
trabajadores profesionales, esta vez migrantes desde Chile.
El resto de los trabajadores llegan por medio del sistema
del “Enganche” desde los valles de Cochabamba. ¿Cuándo empiezan a ingresar los
trabajadores del Norte de potosí? Tardíamente a partir de la década del 40,
esporádicamente además, esos detalles son los que caracterizan a esta obra,
Uncía Llallagua.
JHR: Existirá una segunda etapa, del 52 a la actualidad?
LOO: No hemos iniciado todavía, pero debo reconocer tenemos
la información recolectada. Seguramente podremos escribir sobre ese tema
oportunamente.